La primera propuesta de la Coleción Argumentos se nos presenta bajo el título El planeta enfermo y es una compilación de artículos del fallecido Guy Debord. Me concentraré tan sólo en el último de los textos incluidos por ser el único inédito hasta la fecha. En él se defiende sin contemplaciones que “la producción de la no-vida (entiéndase, el sistema capitalista) ha seguido con cada vez mayor rapidez su proceso lineal y cumulativo; y ahora ha traspasado un último umbral de su progreso y está produciendo directamente la muerte”.
Según el autor francés, unos de los padres intelectuales del mayo del 68, nos encontramos en una situación crucial de la que depende el de la habitabilidad futura del planeta tierra. Y ahora que Panel Internacional del Cambio Climático ha llegado a la conclusión de que, indiscutiblemente, la aceleración de los cambios de temperatura en la tierra son responsabilidad del hombre, a diferencia, por primera vez en la historia, de las diversas etapas térmicas por la que ha pasado el planeta acaecidas de forma natural, sus reflexiones se hacen más actuales que nunca.
El estudio de Sennett se basa en las consecuencias espistémicas y normativas que La cultura del nuevo capitalismo está produciendo en la organización mundial de los países. Según él, trabajo, talento y consumo, estandartes del nuevo capitalismo “no han liberado a la gente”, sino que más bien han introducido las desigualdades de facto en el sistema, trayendo como consecuencia “una desigualdad estructural en los procesos de crecimiento global”.
Sin embargo, en su opinión todavia existen como mínimo tres valores decisivos “capaces de crear un ancla” moral: la recuperación de la validez del relato que explica la historia de una vida, la recuperación del valor de la utilidad en detrimento de la satisfacción y, finalmente, “el desafío más radical”, el más difícil de conseguir, la recuperación del “espíritu artesanal”, aquel que impele a “hacer algo bien por el simple hecho de hacerlo bien”.
Simultáneamente al triunfo del capitalismo como pensamiento único convendremos que existe una decadencia creciente del mundo religioso, algo que data desde de la Revolución Francesa y que se extiende hasta nuestros días con una fuerza imparable. Michel Onfray es un ejemplo de ello. Según el autor del Tratado de ateología nos encontramos en condiciones de sentar las bases de una futura civilización sin Dios.
Solo nos queda forjar una ética intersubjetiva que beba de una verdadera teoría de la inmanencia, pero todo proceso de reconstrucción lleva su tiempo. ¿Cómo no vamos a encontrarnos perdidos "después de veintisiete siglos de construcción monoteísta"?
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