sábado, 17 de octubre de 2009

Zizek, S.; Organos sin cuerpo. Sobre Deleuze y consecuencias (Pre-Textos, 2006)

En The pervert’s guide to cinema, documental filmado por Sophie Fiennes (Amoeba Film, 2006), Slavoj Zizek despliega ante los ojos del espectador todos sus conocimientos psicoanalíticos recurriendo, no sin su típica ironía, a ejemplos extraídos de algunas de las películas que han marcado la reciente historia del cine. Directores como Hitchcock, Stanley Kubrick, Tarkovsky o David Lynch desfilan como pedazos ejemplares a manos de este conspicuo intérprete dando cómo resultado una brillante clase magistral. No en vano, ya en uno de sus primeros títulos en castellano Todo lo que usted siempre quiso saber sobre Lacan y nunca se atrevió a preguntarle a Hitchcock (Buenos Aires: ed. Manantial, 1994) pudimos comprobar la gozosa habilidad de este “polísofo” extravagante para armonizar el discurso filosófico con la ejemplificación cultural sin ceder ni un ápice de altura intelectual, una relación ésta en la que, con el tiempo, hemos podido apreciar también las decantaciones políticas subyacentes. Psicoanálisis, filosofía y teoría política han cabalgado siempre de la mano en este librepensador esloveno y Organos sin cuerpo. Sobre Deleuze y consecuencias no es una excepción. Zizek suscribe la afirmación que Foucault hiciera acerca de su colega y amigo cuando dijo “el siglo que viene será deleuziano” y se propone explicarla llegando a conclusiones que trascienden (palabra que odiaba Deleuze) los escritos del filósofo francés.

Dividido en dos secciones Deleuze y Consecuencias la presente obra defiende que, por debajo de la imagen popular de Deleuze, basada en la lectura de los libros que escribió junto a Félix Guattari, “hay otro Deleuze, más cercano al psicoanálisis y a Hegel, un Deleuze cuyas consecuencias son mucho más demoledoras”. Si no fuera porque Zizek lleva defendiendo toda la vida este horizonte donde se funden lacanianismo y marxismo veríamos probablemente con buenos ojos la operación que efectúa con el autor francés, sin embargo, nuestras sospechas deben hacernos leer este libro con cautela, sin concesiones, persiguiendo al Deleuze que nosotros consideramos cierto.

Según Zizek, el genio de Deleuze reside en el haber dado con la noción de “empirismo trascendental”, donde el campo potencial infinito de virtualidades es el que configura desde la distancia la actualización misma de la realidad. Zizek defiende la para-física deleuziana frente a la meta-física tradicional cuando afirma que no es el acto el que dirige a la potencia hasta su correcta realización, sino que es la misma potencia, en cualidad de "cuasi-causa", la que permite y determina los diversos actos que de ella se derivan. Tales potencias se sitúan en el campo de puras intensidades sin sujeto, en la pura intensidad “mecánica” más allá del sentido, para configurar el orden.

Aceptar a Deleuze es aceptar la irreductibilidad de cualquier sistema, la dependencia del sentido al sinsentido, del ser al puro devenir, del enunciado propositivo a la desaparición, cosa que tiene importantes consecuencias en el terreno, por ejemplo, de la mente humana: “el problema no es reducir la mente a los procesos materiales neuronales, sino más bien el de aprehender cómo la mente sólo puede aparecer si está inserta en la red de relaciones sociales y suplementos materiales” que la generan y configuran no siendo ella.

Paradójicamente, lo Nuevo sólo es posible por medio de la repetición. “El acontecimiento repetido es re-creado en un sentido radical”. Se funda así un empirio-criticismo que se opone a considerar a la materia cómo lo único existente, cómo lo único en lo que debemos basarnos. Esta postura, nos dice el Deleuze de Zizek, convierte al realismo en idealismo oscurantista, ante lo que se impone la necesidad de comprender la realidad desde un dualismo peculiar (nómada/estado, Devenir/Ser, esquizo/paranoico, ausencia/presencia). Debemos tratar paralelamente el efecto inmaterial del sentido de acuerdo con la existencia de cuerpos materiales y no mirar de poner fin a su escisión, porque, con Kant, debemos decir que es en el hiato, en la herida, donde aparece la libertad, en el Acontecimiento gracias al cual la forma misma es incluida en el contenido por medio de una "torsión interior". Y aún más allá, debería afirmarse paradójicamente que “esta aserción del exceso del efecto sobre su causa, de la posibilidad de libertad, es la aserción fundamental del materialismo de Deleuze”.

Ciertamente la filosofía de Deleuze pretende salvaguardarnos del determinismo de algunas ciencias actuales y sus intereses, que nos engloban. Su filosofía se identifica algunas veces con el marxismo, otras con el psicoanálisis, y esto porque, a pesar de lo que otros puedan pensar, estos sistemas de pensamiento afirman la necesidad del hiato como escisión constitutiva de lo humano.

Aunque desgraciadamente “el pensamiento de Foucault, Deleuze y Guattari, los filósofos mejor caracterizados de la resistencia, ha derivado efectivamente en la ideología de la nueva clase dominante”, o al menos así se defiende en el libro. Deleuze es retratado como un ideólogo del capitalismo digital, ejemplo de ello lo encontramos en la pregunta ¿no es la anti-centralización el tema del nuevo capitalismo digitalizado?, o en esta otra, ¿no es la publicidad el trabajo sobre la comunicación de intensidades afectivas por debajo del nivel de significado?, la respuesta es evidente, sí. Finalmente, ¿no es el capitalismo una poderosa máquina de desterritorialización que genera nuevos modos de territorialización?

Después de leer este libro crees que este siglo es deleuziano y que Organos sin cuerpo. Sobre Deleuze y consecuencias es una verdadera prueba de ello. Distinguir hasta donde llega Zizek (“a dar por detrás”) a Deleuze es tarea ardua y compleja, el esfuerzo pero corrobora que ante Deleuze nos encontramos con un guerrillero absorto, un cineasta político, una metáfora real que inaugura nuestro presente imaginado. O para acabar con una reflexión del monstruo zizek-deleuziano: no es tanto Deleuze el profeta, sino efectivamente Zizek la potencia de su profecía.

1 comentario:

  1. Tío, no me voy a poner filosófico.

    Simplemente molas mucho. Estás leyendo lo que hay que leer y como hay que leerlo.
    Vas por buen camino, un camino que espero que sea el mío y en el que, si todo (me) va bien, me gustaría que nos encontremos en algún momento.

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